Lo consciente y lo inconsciente

Sentir la experiencia de comer y de alimentarse.

plato_biciTodo en la vida se percibe de estas dos maneras: somos conscientes de lo que ocurre a nuestro alrededor cuando nos damos cuenta de qué está sucediendo y percibimos claramente la realidad que nos rodea. Cuando no lo percibimos claramente con los sentidos, decimos que actuamos de forma inconsciente.

La forma de percepción consciente se manifiesta en la parte en la que preparamos la experiencia y la forma de percepción inconsciente es cuando formamos parte de la experiencia.

Paradójicamente, intentar controlar una experiencia o intentar ser consciente de la misma hace que estemos completamente fuera de ella y separados como un observador. Si realmente queremos disfrutar de la experiencia, tenemos que apartar de ella nuestra intención de comprenderla y definirla y simplemente al fluir con ella, seremos uno con la experiencia. Entonces ya no existiremos como observador separado de la experiencia, sino que seremos uno con ella. Esta es la parte inconsciente de la experiencia, en la que somos verdaderamente la experiencia.

Con la alimentación y la nutrición ocurre exactamente lo mismo. La parte consciente en este caso es lo que llamamos «alimentación» y engloba la selección de los alimentos, el acto de cocinarlos y la ingestión. Hasta aquí se trata de un proceso totalmente consciente y digamos voluntario, pero en el que nuestro YO difícilmente participa al cien por cien en el mismo. A partir de la ingestión de los alimentos se inicia el proceso inconsciente, llamado «nutrición» y en el que por el contrario sí que participamos al cien por cien en él, pero evidentemente no somos prácticamente conscientes de lo que ocurre. Y si en algún momento lo somos, es porque el proceso de la digestión no va bien y aparecen las consabidas alarmas: gases, flatulencias, ardor, reflujos, pesadez de estómago, etc.

Con la alimentación consciente lo que se pretende es tener más conciencia de la experiencia de comer en la parte que toca ser consciente: la alimentación, la parte externa y voluntaria y en la que podemos incrementar la participación de nuestro YO, evitando el comer con el «piloto automático». Ser consciente hasta donde tienes que ser consciente y lo demás dejarlo a su curso natural, sin interferir ni bloquear la función natural del organismo como un todo. Y de la parte inconsciente (la digestión) escuchar y atender los mensajes que el cuerpo nos envía cuando ese proceso no está totalmente en equilibrio y funciona de forma no adecuada.

Ángel

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