Cuando lo extraordinario está al alcance de la mano

Hace varias semanas que una planta de trébol, que habitualmente muestra tréboles de tres hojas, me sorprende agradablemente en mi ventana con algunos ejemplares de cuatro hojas.

Con independencia de la causa genética o ambiental que genera esta mutación, que la tradición asocia con la buena suerte, mi atención se ha fijado en el carácter extraordinario de mostrar cuatro hojas frente a las tres habituales y, más aún, por el hecho de haberse repetido varias veces en un corto periodo de tiempo, en distintas plantas y en lugares diferentes.

La buena suerte para mí ha consistido en que me ha hecho pensar en lo cerca que tengo cada día lo extraordinario, al alcance de la mano y en darme cuenta de que tantas veces me pasa desapercibido, bien sea en simples detalles o cosas o hasta en aquellas personas en las que a veces ni siquiera reparo en ellas.

Me pregunto si este carácter extraordinario tal vez es más frecuente de lo que pienso y si, con tan sólo fijar más la atención y concentrarla en lugar de dispersarla, la vida se me mostraría con más frecuencia como extraordinaria.

Y tú, ¿has reparado con qué frecuencia ocurre lo extraordinario en tu vida?

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